- El Efecto Liszt: El niño habla extravagantemente rápido, pero tampoco dice nada importante en realidad...
- El Efecto Bruckner: El niño habla muy lentamente y se repite con frecuencia. Gana reputación por su profundidad.
- El Efecto Wagner: El niño se convierte en un megalomaníaco.
- El Efecto Mahler: El niño grita continuamente, con una duración y un volumen como si se estuviese muriendo.
- El Efecto Brahms: El niño habla de manera hermosa cuando las frases contienen un múltiplo de tres palabras (3, 6, 9, 12, etc). Extrañamente, las frases que contienen 4 u 8 palabras no tienen inspiración.
- El Efecto Babbitt: El niño murmura ruidos sin sentido todo el tiempo. La gente deja de escucharle. Al niño no le importa porque todos sus colegas piensan que él es guay.
- El Efecto Ives: El niño desarrolla una notable habilidad para llevar varias conversaciones a la vez.
- El Efecto Glass: El niño tiende a repetirse una y otra vez, una y otra vez, una y otra vez, una y otra vez, una y otra vez, una y otra vez...
- El Efecto Stravinsky: El niño es propenso a estallidos guturales, salvajes y profanos que a menudo lleva a peleas y al pandemonium en la escuela.
- El Efecto Schönberg: El niño nunca repite una palabra hasta que ha usado todas las demás palabras de su vocabulario. A veces habla hacia atrás. La gente suele dejar de escucharle. El niño les culpa de su incapacidad para comprenderle.
- Y por supuesto, el Efecto John Cage: El niño no dice nada durante 4' 33".
Laura.
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